domingo, 10 de julio de 2016

35 semanas: placenta previa oclusiva


 
El viernes pasado cumplimos 35 semanas de embarazo. Un gran logro para nosotros, teniendo en cuenta de donde venimos!
 
En la eco de los tres meses nos empezaron a hablar de “placenta baja”. Aunque la doctora R. frunció el ceño al ver el informe, nos aseguró que aún era pronto, ya que con el crecimiento del útero la placenta puede desplazarse y dejar libre el canal de parto.
 
En la revisión de la semana 20 nos confirmaron el diagnóstico y le dieron un nuevo nombre: mi placenta ya no era baja, si no “previa oclusiva total”. Y le adjuntaron una coletilla: “es difícil que suba”. La palabras exactas de mi gine del seguro fueron que “hacía tiempo que no veía algo así” y nos recomendó acudir al Hospital público de referencia de nuestra Comunidad para hacernos el seguimiento de embarazo de riesgo. En ese momento, volvió el pánico a nuestras vidas y con él, las búsquedas en Google, la incertidumbre, las lágrimas y la preocupación.
 
Una placenta previa oclusiva como la mía (con el grado de riesgo mayor) “puede” provocar hemorragias graves, ante las cuales debe hacerse una cesárea de urgencia. Y esa palabra, “puede”, esa posibilidad, nos atormentó durante semanas. En el Hospital público donde empezaron a atendernos se lo tomaron muy en serio. Presentaron nuestro caso al comité de obstetricia y nos dieron una lista de indicaciones de obligado cumplimiento: Baja laboral inmediata, nada de relaciones sexuales, prohibido coger peso, no hacer ejercicio y vida muy tranquila, “como unas vacaciones relajantes”. Siguiendo estos consejos “puede que no pase nada. Si es así, os programaremos la cesárea entre las semanas 36 y 38, dependiendo de como estés. Si por el contrario empiezas a sangrar, vente pitando”.
 
El viernes pasado cumplimos 35 semanas de embarazo.
 
Y por una vez nos ha tocado estar en el porcentaje de los afortunados. Por el momento (crucemos los dedos) no he tenido ni una pequeña pérdida, ningún síntoma que haga pensar en un final precipitado. Para ser justos, esto ha sido posible gracias a mi pareja y a mis padres. Entre los tres organizaron un batallón de ayuda que ha incluido la limpieza de la casa, la preparación de la habitación de mi Niño Bonito, poner orden en todos los armarios, repintar paredes, reformar nuestro patio y llenado de nevera cada pocos días. A ellos se han unido, cuando han podido, el resto de la familia y amigos, sobretodo en estos últimos 15 días en los que mi tripa enorme y las cada vez más frecuentes contracciones no me han permitido hacer casi nada.
 
Y así estamos. Y esta es nuestra experiencia con una placenta previa. La siguiente meta es la cesárea, para la que aún no tenemos fecha. Es posible que esta semana salgamos de dudas, pero por ahora prefiero no pensar demasiado en ello. Sé que en cuanto lo haga volverán el miedo y las pesadillas, y después de todo, nos merecemos unos días más de felicidad, no?